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¡Qué irracional eres!

Una pequeña y simpática demostración de que tod@s somos racistas.

  • En este breve "texto", con la ayuda de un libro* de Zizek y alguna digresión propia adornaremos una demostración final -encontrable en ese mismo libro de Zizek- de que todos somos racistas.



Se supone que el surgimiento del "mundo moderno" socava la idea tradicional de la tragedia, el "hado mítico que rige el destino humano".



Me pregunto, así, para empezar: ¿serviría de algo hablar someramente qué es lo que tiene que ver "el sentido", ese "sentido de la vida", con esto que comenta Zizek que supuestamente queda socavado?



Es de suponer que como "seres humanos finitos" siempre tenemos un componente de imaginación/poesía/mito, por llamarlo así. Dicen incluso que eso es algo "a explotar", a lo largo de toda la vida, para todo tipo de tareas, incluso para las científicas. Conozco un libro muy bonito que habla sobre esa desatención hacia ese "invariante". Habla de que debemos cuidar en cierto modo de ese aspecto, atenderlo más, a propósito de por ejemplo los niños. No se debe luchar "artificialmente" tanto -cuando se modela esa "materia prima" que constituyen "los niños"- para llevarles rápida y/o violentamente a los aspectos "anti-imaginativos" que necesariamente conlleva nuestra cultura totalmente volcada en lo escrito, en la cual, las técnicas de lo que llaman la "oralidad", la poesía, esas "mnemotecnias" y esas sutiles técnicas, repeticiones, etc, usadas por ejemplo por Homero, no tienen importancia alguna. Y ya se suele decir: "todo está escrito en los libros". Los cuerpos, osea, también "los cerebros", son, "obviamente", secundarios.



Lo que es con respecto a mi experiencia, por ejemplo, tengo la sensación de haber aprendido básicamente a olvidar, a no aprehender ninguna herramienta para usar, bien sea con las manos, con la cabeza, para pensar o analizar... nada (de hecho los exámenes y los apuntes y demás elementos creo recordar que la moda era tirarlos o quemarlos; los exámenes de hecho es así, seguro, son aquello con lo que consigues tu entrada en el cielo escrito del buen -mal- curriculum y sabemos que desaparece automáticamente en las fauces del Gran-Otro-que-no-existe, de lo administrativo de tu colegio, y de hecho lo recordamos, no sé si os acordáis, y parece haberse vivido, en la infancia, como una especie de tabú.).



El psicoanálisis es como una especie de intento de tratar "científicamente" una cierta "matriz humana" que es compartida, osea, con la que también "juegan" las prácticas "mágicas", "shamánicas", de las tribus y de las culturas donde tales cosas existen. Ese puede ser uno de los motivos para que "caiga" tan mal y para que de hecho a menudo él mismo no quiera otra cosa que "caer mal" a lo meramente "académico" (como por otra parte creo que dicen que pasa o pasaba muchísimo con el marxismo).



¿Los mitos podríamos decir que nos representan "círculos", vidas "predestinadas" a una cierta fatalidad (Edipo...), la lógica del destino, una solución ejemplar y formal a todo "problema"?



(Digamos eso entonces, y quien quiera y cuando quiera que diga lo que quiera -por favor- sobre esa simplificación.)



Zizek aparte comenta cosas muy curiosas.



Dice que la lección de Adorno y Horkheimer en "Dialéctica de la Ilustración" es que la misma ilustración ya es mítica, ya que su propio gesto fundador repite la operación del mito".



Y bueno, está claro que en esa simplificación que he hecho arriba sobre el mito -apropiarse, proporcionar soluciones/esquema para todo... ese proporcionar cierta "tranquilidad" apabullante...-... ahí es fácil ver el gesto de la ilustración, ese quietismo de dejar hacer a la razón.



La ilustración por tanto comenzaría a poner de su parte alguna especie de "mito", y ello, sin "darse mucha cuenta", claro. Y realmente, el "mito" en sí, dice Zizek, aparecería más tarde, en la sociedad postindustrial... ¿y de cuál creéis que habla Zizek, qué mito propone como ese mito intrínseco al gesto ilustrado?: el posmodernismo.



Para quizá empezar a enterarnos de algo digamos que Zizek habla de que el gesto moderno por excelencia es el de ver algún detalle cotidiano, o una vida normal, como reflejo de algo mítico/a, como un mito vaya. Como contrapartida a ello tendríamos el gesto posmoderno que vería lo mítico como simples detalles superfluos, banales, cotidianos, sin importancia.



Ahora veamos una curiosa descripción que hace Zizek en otra parte del libro* que quizá nos ayude a empezar a vislumbrar cómo funciona el mito del posmodernismo en relación al racismo.



Cerca del año 2000 hubo una entrevista en la televisión austríaca que Zizek debió ver por televisión. Los participantes: un albanés, un serbio y un pacifista austríaco. Quizá conozcáis ya las posturas de los dos primeros, que manejan los "mitos étnicos".



Los serbios dicen que tienen derecho a Kosovo puesto que esta tierra es la "madre" de Serbia. Los kosovares dicen que han sido oprimidos durante décadas y que ya van teniendo derecho a su "entidad política soberana". Quizá podríamos caricaturizar a ambos contendientes imaginando a nuestro Arzallus frente a un Mayor Oreja (perdonad por sacarlos a colación, a esas dos personas, ambas desde luego tan comprometidas con lo que es la verdadera política y con los pobres y desheredados de la tierra). Ahora bien, el pacifista intentaba hacer de conciliador: "no se maten, hagan lo que hagan y piensen lo que piensen, lo mejor es siempre resistirse a la tentación, terrible, del odio y la venganza". Zizek dice que en ese momento, que cuando el pacifista dijo eso, los dos opositores no "alternativos", los "oficiales" "poderosos" se miraron con un gesto solidario de perplejidad compartida, como diciendo "¿De qué estará hablando este idiota? ¿Comprende algo?"



Sorprendentemente aquí, añade Zizek, y ya sí que cito del todo literalmente: "En este cruce fugaz de miradas, atisbo un vislumbre de esperanza: si el serbio y el albanés, en lugar de luchar entre sí, hubieran sido capaces de unir sus fuerzas y poner fuera de combate al estúpido pacifista, todavía hubiera habido alguna esperanza para Yugoslavia."



Ahora se "disculpará", osea, dirá que no le vayamos a entender mal...



Antes de oir su disculpa retrocedamos hacia nuestras horrendas simplificaciones anteriores.



El serbio y el albanés poderosos definitivamente "son posmodernos". Osea, saben que "los mitos ejemplifican cosas de la vida diaria", son "basurillas" de la humanidad con las que apañárselas para montarse la vida, cosas, partidos, etc. Ellos, ambos dos, ejemplifican nuestra postindustrial llegada, definitiva llegada, a la supuesta verdad que prefiguró aquél "pre-mito" de la ilustración: el posmodernismo como mito, como estructura, explicación. ¿Qué es el pacifista? El pacifista no aclara este punto, el pacifista cree ¡en los mitos premodernos! No entiende verdaderamente nada del "posmodernismo", no sabe literalmente con qué, con quién está hablando. No sabe en qué mundo vive.



Ahora la disculpa de Zizek.



Y es que es verdad, es duro pegarle una leche a un pacifista bienintencionado, que no tiene poder, no es "oficial", vamos, que no se debe, no es precisamente lo "políticamente correcto". Sin embargo, la perplejidad posmoderna cínica ante lo que el pacifista decía, ante esa palpable ignorancia mostrada, existe porque dicho alternativo se toma en demasiado en serio la parafernalia nacionalista de que si las pasiones de la ancestralidad, etc... sin tener en absoluto en cuenta el que todas esas cosas a los serbios y los albaneses, lejos de capturarles, "les sirven". Ahora, dice Zizek: "lo que resultaba falso en el pacifista, no era su pacifismo como tal, sino su concepción despolitizada y racista de que la causa última de la guerra posyugoslava era la intolerancia étnica y la reaparición de los viejos odios étnicos". Osea, nada de hablar de capitalismo, nada de economía, aceptar la ficción basada en lo ancestral que parece ser un mero recurso ideológico a manipular por esos cínicos posmodernos que se valdrían de un mito estructural mucho más profundo.



Zizek, no contento con esta provocación va a más y nos lanza la siguiente "bofetada". Dice que si nos sentimos heridos por lo que acabamos de leer es porque directamente somos racistas, y que en eso consiste lo más esencial del racismo: la apolítica de la ancestralidad, la activación de los mitos premodernos como sustrato donde jugar a jueguecitos, por ejemplo en la televisión al juego de las alternativas políticas: izquierda/derecha-malamalísima... etc.



*Textos y materiales sacados de "Quién dijo totalitarismo?: Cinco intervenciones sobre el (mal)uso de una noción". Editorial Pretextos. Slavoj Zizek."

1 comentario

Gustavo Bustos -

Más allá de si somos racistas o no, creo que tenemos que considerar para esbozar un proyecto de izquierda y un análisis riguroso de las operaciones de la ideología (que funciona cuando es invisible de acuerdo al mecanismo de la fantasia; Zizek) que somos inherentemente estigmatizadores, más allá de racistas, de ahí que las diferencias sean el objeto a pensar para una articulación en la lucha económica-política.