El mito del "lenguaje", y el del "pensamiento racional"
[El empobrecimiento estructural que engloba la separación en dos mundos: humanidades vs ciencia. La muy real pérdida de mundo consustancial al capital/control y el lenguaje, que sí se crea y sí se destruye, ya que se "controla", aunque lo importante quizá es quién y para qué. El mito de "lo racional" como uno de los pilares que facilita la instrumentalización por parte del poder.]
El mito del lenguaje, y el mito del pensamiento racional.
(O cómo el poder hace esconder tras lo instrumental vestido de lo racional no otra cosa que el control de las pasiones, y su separación.)
Existen algo así como dos mundos de intelectualidad, artificialmente separados. Por otra parte son capaces de comunicarse, son capaces de relacionarse.
Vamos a partir en cierto modo del primero de ellos. Es el que constituye cierto lugar de partida desde donde pensaría un supuesto humanista -nuestro particular mito del humanista- y desde donde nosotros partimos gustosamente. El segundo es desde el que podría partir un científico bien-intencionado.
Primer mundo
Lo humano, en cierto modo es también lo que hace que yo pueda compartir una experiencia como por ejemplo la de una manifestación. Es la posibilidad de que suceda algo, que ocurra algo más tarde narrable, mitificable, en torno al cual crear comunidad, sentirse propio de algo y a la vez más vivo por lo ya vivido en ese tipo de procesos. No sólo existe la protesta, sino también la creación, la fidelidad a cierta historia o narración de la misma, de tu vida para con los otros que también se inscriben en ello (si es que el trabajo no se los ha llevado lejos lejos de tu ciudad, etc. ;)
La televisión proporciona también mitos, quizá fortalece la sociedad basada en ella al usarlos. El capitalismo hace mucho tiempo que tiene entre sus fórmulas la de que la Sociedad es la TV. Hay un tremendo surtidor de personajes que en cierto modo crean, solidifican una gran comunidad basada en mitos: los personajes de Gran Hermano..., del corazón, etc. Esos mitos no comparten ningún aspecto crítico ni profesional, solamente el mero estar en el mundo; en un mundo donde si acaso existe un proceso que se escapa en algún modo al mero estar en el mundo: es el del amor, el del enamoramiento. Los mitos que suministra la televisión, los medios, no se basan por ejemplo en lo que una comunidad de activistas crea, pues -lógicamente- su proceso no es el del capital, es más bien el de su crítica. Si los medios transmitieran verdadera y exhaustivamente las voces que comparten experiencias y que crean mundo contra él, quizá se dificultara en gran medida la actual inopia anti-participativa que vemos tan normal. Parece claro que si la realidad se retransmitiera con más fidelidad la especulación -vivienda etc- se vería más dificultada... etc.
Por otra parte ¿qué hay en el mundo? Hay mezclas de todo lo que hemos contado hasta ahora y más. Hablemos de esa inmensa red de relaciones, de pasiones, donde unas están más apoyadas que otras.
Por ejemplo puedes simplemente ser amigo de tus amigos, con lo que ello conlleve, en tu caso... También, si tienes dinero o eres manitas puedes contratar/tener canales de televisión y/o internet y aficionarte -con tus amigos o con otros- por ejemplo al cine, crear comunidad, de descubrimiento, de comunicación en torno al cine... O puedes ser suertudo y tener un trabajo que te acerque a una comunidad de profesionales sólida, donde hay también algo compartido y en evolución... Puedes incluso tener algún hobbie-comunidad desde la infancia, por ejemplo la lectura, y continuar o no compartiéndolo con más gente, teniendo tu propia comunidad, con vuestros propios mitos/lenguaje, etc. Y luego puede ocurrir que una o varias de estas cosas ya te llenen, te conformen, que te conformes: ya sea porque no conociste otras o porque no vas a buscar más por lo que sea, o porque no va a dársete la casualidad de conocer a fulano, a mengano, etc.
Pero claro, ni siquiera todo esto tan normal parece a veces ser muy apoyado por nuestra tradición. En cierto modo se lo robamos a la tele, que nos pide desesperadamente que veamos sus anuncios; se lo robamos de la misma manera al capital, que quiere que consumamos desesperadamente sin compartir los materiales, etc, y que quiere maximizar sus números -ventas, etc- como sea.
Por ejemplo, en cuanto a lo educativo, yo, en las clases recibidas, no creo haber visto que se fomentara precisamente el trabajo en equipo -ni el individual, el pensamiento. No se potencia por tanto la capacidad de compartir comunidad, de mitos que la solidificara/aumentaran. Sabemos ya que la escuela es básicamente una herramienta de fabricar cansancio, o empobrecimiento artificial del pensamiento/acción. Sin embargo es la capacidad de compartir y de crear lenguaje y comunidad -más o menos elitista- de lo humano, la que proporciona el material que luego el estado/capital nos suministra ya desmitificado en la escuela.
Por poner un caso relativo a lo que nos ha traído a escribir este texto: las matemáticas.
Hay algo que desde pequeños en cierto modo nos estructura, no para mal necesariamente. Es a veces un pensamiento realmente aceptable como inicio, y una teoría realmente útil, que proporciona conceptos y herramientas para todo el mundo, intelectual o no, humanista o no humanista: la teoría de conjuntos. Es un lenguaje clarificador, que pertenece a lo que se llama fundamentos de las matemáticas -una parte fundamental y articuladora de las matemáticas que por su aspecto mítico se encuentra algo menospreciada.
El largo proceso de introducción en la escuela de esta teoría fue debida a una creación de lenguaje -o de uso del ya creado por los autores correspondientes- y a un querer comunicar, a unas inmensas ganas de enseñar y aprender, de hacer más inteligente a la gente y a nuestro mundo. Esas ganas parten de las comunidades de científicos, tanto las que crearon la teoría como las que luego quisieron divulgar y hacer incapié en la pertinencia de esa teoría fundamental. Por tanto he aquí un relato, un mito, ¡que ha trascendido hasta la enseñanza infantil pero en forma instrumental! He aquí un proceso, ensombrecido por nuestra burocracia, que se nos da masticado, se nos da como:
pensamiento racional.
Pensamiento racional: esta fórmula por tanto nos parece no otra cosa que el mito que estructura cierto funcionalismo/antifuncionalismo (humanidades vs ciencia) de nuestros días y que nos lleva a escribir todo esto en cierto modo en su contra.
Ese mito esconde el que en realidad tratamos con algo no racional, en esencia, algo histórico, que ofrece novedades, personajes, como pasa en la cultura y la creación humanas. También se necesita de relatos en ciencia, de comunidad y creación de lenguaje, ya que verdaderamente todo eso es lo que sustenta esa pretendida racionalidad instrumentalizada por los estados/empresas y las escuelas.
Lo instrumental va tras el mito y se sirve de él, depende de él.
Aún tenemos por tanto que liberarnos de la queja acerca de lo racional como algo relativo a lo instrumental e incompleto: se trata de cosas diferentes.
La ciencia es creación de comunidad, de mitos, creación de lenguajes/conceptos mediante la investigación, el descubrimiento. La educación es sin embargo una transmisión/control de la que todos somos en cierta manera víctimas y que se va empobreciendo -con nosotros en medio. Pero no deja por ello de tratar en su seno, y de moldear, como véis, lo mítico, lo mitificable, sirviéndose de diversos trucos para aburrir: uno de ellos creo que tiene que ver básicamente con el mito de la racionalidad, mito que hace la vida más fácil a la instrumentalización de nuestra potencia, potencia que es realmente previa. Nuestras creaciones son siempre superiores a todo lo que concebimos, a todos los prejuicios que aprendemos tras pasar por la siniestra y parcializante batidora de los centros de enseñanza (tan homogeneizadores).
Pero, a fin de cuentas, las cosas se nos comunican, en clase, o fuera, y claro, despojadas de su esencia y de sus historias/historietas, meramente instrumentalizadas. El resultado es entonces que -mediante por ejemplo los centros de enseñanza- no se nos inscribe en comunidades de participantes, sino más bien de consumidores/usuarios; no se nos pone en contacto con el sustrato mítico, el de las pasiones y los encuentros y descubrimientos. Lo que se nos trasmite ya no es tanto un determinado qué, una materia en particular que es además y en realidad de algún modo menospreciada por el mensaje real, lo que se nos transmite es más bien un cómo:
bien, majete/a, no queremos que aprendas, queremos que obedezcas y nos sirvas.
Pero por supuesto, ya que se nos ofrece ese conocimiento racional, a veces todo esto nos parece algo contradictorio, así es la vida. Al fin y al cabo se nos suministra algo de todas aquellas pasiones, de tal joya o tal otra. Por ello hagamos incapié por última vez en observar ahora aquello de que la gente es lo primero: que el sistema, el capitalismo, es la respuesta/control a los inmensos procesos de creación de mitos y de comunidades auténticos.
El lado bueno de todo esto: no se cierra del todo el paso.
El lado malo: a veces todo queda tan desfigurado que el resultado no es nada bueno, se compone cada vez peor con la gente de carne y hueso (el cómo del Poder consigue predominar sobre lo humano de las pasiones y los mitos/comunidades, sobre la creación y las potencias de la gente particular).
Y bueno, para qué seguir hablando de control: todo el mundo sabe cómo está el trabajo, ya que a veces hasta te echa de tu ciudad: poco dinero, poco tiempo libre ... con lo que al final, lo fácil es que nos quedamos en comunidades reducidas y para verlas venir. Así que se impedir/controla la creación: ni en política, ni en ciencia/educación, ni en nada; nos quedamos sin fuerzas, carne de televisión o de la rutina innecesaria que empobrece lo que ya tenemos -pareja o no pareja, amigos, etc- más que ayudar a complementarlo para hacer el mundo más y más vivible.
Segundo mundo
-artificialmente separado, claro:
Partamos de lo que lo humano nos ha nombrado como objetivo: lo matematizable.
Tras esa educación instrumental que hemos recibido, se nos plantea que existe algo separado: las matemáticas, la ciencia.
Veámonos entonces con las matemáticas.
Ahora estas básicamente se identifican con los números y con cierta capacidad -ciega- del mero cálculo. Sin embargo ni la matemática se reduce a eso ni la matemática es instrumental por naturaleza.
Ya hemos hablado de la creación de lenguaje/conceptos que involucra la matemática, que nos ha llegado, en su pasión, hasta la escuela más básica: los conceptos básicos de conjuntos. La matemática da cuenta de un mundo gigantesco de ficción, mundo que además -y para mayor misterio- tiene que ver con la realidad. Tan grande como el de la literatura, nos suministra conceptos que también pueden ser útiles y que apenas hemos comenzado a hablar, a comunicar. Como la matemática, también la literatura puede reforzar/crear un mito, un concepto, un personaje que luego las comunidades humanas usen para bien o para mal; algo que en definitiva sea útil o sea utilizado.
Las matemáticas proporcionan simplemente la posibilidad de ampliar nuestro lenguaje/conceptos; con ellas podemos hablar de lo matematizable y de lo inmatematizable.
Por tanto las matemáticas y la ciencia cambian, crecen, se refundamentan, se aclaran... Son un terreno para una comunidad de pasiones y para la siempre posible creación de lenguaje/conceptos. Estos conceptos pueden además servir para aclarar el propio proceso de descubrimiento y los descubrimientos en sí (unas nuevas realidades dentro de la propia matemática (subjetivas) o fuera, a las que referirse y con las que crear una más y más compleja red de relaciones y conceptos entre la realidad y lo subjetivo). Es por tanto un terreno también para el mito, pero -como todos los demás- dificultado, menospreciado como tal, menospreciado en su esencia por la silenciosa y reaccionaria postura escolarizada del obedecer.
[Aunque no es el tema de este texto digamos que existe un avance en fundamentos de la matemática, motivador en parte de nuestro texto y que es algo así como lo que viene suceder y complementar a los conjuntos. Digamos su nombre: la teoría de las categorías (lo que como en el caso de los conjuntos ha venido a clarificar y ampliar la ciencia de la lógica, las propias matemáticas, etc).]
Así que invitamos a leer y hablar sobre el lenguaje, la política, y todo esto; y si acaso a discutir.
Empecemos por preguntarnos algo sobre el siguiente texto extraído de aquí y que nos permitimos sacar de contexto porque pretendemos hablar sobre lo racional:
Asumiendo que el conocimiento racional no es suficiente para impulsar una empresa de transformación social, (...) concluyamos (...) analizando los caminos que puede seguir el movimiento de contestación antiglobal para elaborar mitos propios que eviten los peligros de los grandes relatos (demasiado totalizadores y deterministas).*
Que conste que este texto citado nos sirve para situar -a la posible luz o no luz de lo que aquí expuesto- un uso de lo racional. Ya lo hemos dicho, el problema no sería este lo racional, sino más bien la versión instrumentalizada, instrumentalizante.
Asimilando lo racional a aquello que hemos aprendido -en la batidora- a reconocer como lo racional, estaríamos por tanto siguiendo el juego del estado y ayudando así a empobrecer nuestro mundo, a aislar las pasiones y a literalmente eliminarlas (haciéndose más fácil por tanto la instrumentalización). Vamos, decimos que seamos más papistas que el papa para que este no se quede con tanto pastel, ya que lo racional no sería entonces algo a suplementar y a superar, sino simplemente el mito con el que nuestro capitalismo controla y separa gran parte de las pasiones humanas.
¿Os parece así?
Enlaces y autor:
(* En el enlace se está hablando sobre una conferencia de Amador Fernández Savater.)
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El mito del lenguaje, y el mito del pensamiento racional.
(O cómo el poder hace esconder tras lo instrumental vestido de lo racional no otra cosa que el control de las pasiones, y su separación.)
Existen algo así como dos mundos de intelectualidad, artificialmente separados. Por otra parte son capaces de comunicarse, son capaces de relacionarse.
Vamos a partir en cierto modo del primero de ellos. Es el que constituye cierto lugar de partida desde donde pensaría un supuesto humanista -nuestro particular mito del humanista- y desde donde nosotros partimos gustosamente. El segundo es desde el que podría partir un científico bien-intencionado.
Primer mundo
Lo humano, en cierto modo es también lo que hace que yo pueda compartir una experiencia como por ejemplo la de una manifestación. Es la posibilidad de que suceda algo, que ocurra algo más tarde narrable, mitificable, en torno al cual crear comunidad, sentirse propio de algo y a la vez más vivo por lo ya vivido en ese tipo de procesos. No sólo existe la protesta, sino también la creación, la fidelidad a cierta historia o narración de la misma, de tu vida para con los otros que también se inscriben en ello (si es que el trabajo no se los ha llevado lejos lejos de tu ciudad, etc. ;)
La televisión proporciona también mitos, quizá fortalece la sociedad basada en ella al usarlos. El capitalismo hace mucho tiempo que tiene entre sus fórmulas la de que la Sociedad es la TV. Hay un tremendo surtidor de personajes que en cierto modo crean, solidifican una gran comunidad basada en mitos: los personajes de Gran Hermano..., del corazón, etc. Esos mitos no comparten ningún aspecto crítico ni profesional, solamente el mero estar en el mundo; en un mundo donde si acaso existe un proceso que se escapa en algún modo al mero estar en el mundo: es el del amor, el del enamoramiento. Los mitos que suministra la televisión, los medios, no se basan por ejemplo en lo que una comunidad de activistas crea, pues -lógicamente- su proceso no es el del capital, es más bien el de su crítica. Si los medios transmitieran verdadera y exhaustivamente las voces que comparten experiencias y que crean mundo contra él, quizá se dificultara en gran medida la actual inopia anti-participativa que vemos tan normal. Parece claro que si la realidad se retransmitiera con más fidelidad la especulación -vivienda etc- se vería más dificultada... etc.
Por otra parte ¿qué hay en el mundo? Hay mezclas de todo lo que hemos contado hasta ahora y más. Hablemos de esa inmensa red de relaciones, de pasiones, donde unas están más apoyadas que otras.
Por ejemplo puedes simplemente ser amigo de tus amigos, con lo que ello conlleve, en tu caso... También, si tienes dinero o eres manitas puedes contratar/tener canales de televisión y/o internet y aficionarte -con tus amigos o con otros- por ejemplo al cine, crear comunidad, de descubrimiento, de comunicación en torno al cine... O puedes ser suertudo y tener un trabajo que te acerque a una comunidad de profesionales sólida, donde hay también algo compartido y en evolución... Puedes incluso tener algún hobbie-comunidad desde la infancia, por ejemplo la lectura, y continuar o no compartiéndolo con más gente, teniendo tu propia comunidad, con vuestros propios mitos/lenguaje, etc. Y luego puede ocurrir que una o varias de estas cosas ya te llenen, te conformen, que te conformes: ya sea porque no conociste otras o porque no vas a buscar más por lo que sea, o porque no va a dársete la casualidad de conocer a fulano, a mengano, etc.
Pero claro, ni siquiera todo esto tan normal parece a veces ser muy apoyado por nuestra tradición. En cierto modo se lo robamos a la tele, que nos pide desesperadamente que veamos sus anuncios; se lo robamos de la misma manera al capital, que quiere que consumamos desesperadamente sin compartir los materiales, etc, y que quiere maximizar sus números -ventas, etc- como sea.
Por ejemplo, en cuanto a lo educativo, yo, en las clases recibidas, no creo haber visto que se fomentara precisamente el trabajo en equipo -ni el individual, el pensamiento. No se potencia por tanto la capacidad de compartir comunidad, de mitos que la solidificara/aumentaran. Sabemos ya que la escuela es básicamente una herramienta de fabricar cansancio, o empobrecimiento artificial del pensamiento/acción. Sin embargo es la capacidad de compartir y de crear lenguaje y comunidad -más o menos elitista- de lo humano, la que proporciona el material que luego el estado/capital nos suministra ya desmitificado en la escuela.
Por poner un caso relativo a lo que nos ha traído a escribir este texto: las matemáticas.
Hay algo que desde pequeños en cierto modo nos estructura, no para mal necesariamente. Es a veces un pensamiento realmente aceptable como inicio, y una teoría realmente útil, que proporciona conceptos y herramientas para todo el mundo, intelectual o no, humanista o no humanista: la teoría de conjuntos. Es un lenguaje clarificador, que pertenece a lo que se llama fundamentos de las matemáticas -una parte fundamental y articuladora de las matemáticas que por su aspecto mítico se encuentra algo menospreciada.
El largo proceso de introducción en la escuela de esta teoría fue debida a una creación de lenguaje -o de uso del ya creado por los autores correspondientes- y a un querer comunicar, a unas inmensas ganas de enseñar y aprender, de hacer más inteligente a la gente y a nuestro mundo. Esas ganas parten de las comunidades de científicos, tanto las que crearon la teoría como las que luego quisieron divulgar y hacer incapié en la pertinencia de esa teoría fundamental. Por tanto he aquí un relato, un mito, ¡que ha trascendido hasta la enseñanza infantil pero en forma instrumental! He aquí un proceso, ensombrecido por nuestra burocracia, que se nos da masticado, se nos da como:
pensamiento racional.
Pensamiento racional: esta fórmula por tanto nos parece no otra cosa que el mito que estructura cierto funcionalismo/antifuncionalismo (humanidades vs ciencia) de nuestros días y que nos lleva a escribir todo esto en cierto modo en su contra.
Ese mito esconde el que en realidad tratamos con algo no racional, en esencia, algo histórico, que ofrece novedades, personajes, como pasa en la cultura y la creación humanas. También se necesita de relatos en ciencia, de comunidad y creación de lenguaje, ya que verdaderamente todo eso es lo que sustenta esa pretendida racionalidad instrumentalizada por los estados/empresas y las escuelas.
Lo instrumental va tras el mito y se sirve de él, depende de él.
Aún tenemos por tanto que liberarnos de la queja acerca de lo racional como algo relativo a lo instrumental e incompleto: se trata de cosas diferentes.
La ciencia es creación de comunidad, de mitos, creación de lenguajes/conceptos mediante la investigación, el descubrimiento. La educación es sin embargo una transmisión/control de la que todos somos en cierta manera víctimas y que se va empobreciendo -con nosotros en medio. Pero no deja por ello de tratar en su seno, y de moldear, como véis, lo mítico, lo mitificable, sirviéndose de diversos trucos para aburrir: uno de ellos creo que tiene que ver básicamente con el mito de la racionalidad, mito que hace la vida más fácil a la instrumentalización de nuestra potencia, potencia que es realmente previa. Nuestras creaciones son siempre superiores a todo lo que concebimos, a todos los prejuicios que aprendemos tras pasar por la siniestra y parcializante batidora de los centros de enseñanza (tan homogeneizadores).
Pero, a fin de cuentas, las cosas se nos comunican, en clase, o fuera, y claro, despojadas de su esencia y de sus historias/historietas, meramente instrumentalizadas. El resultado es entonces que -mediante por ejemplo los centros de enseñanza- no se nos inscribe en comunidades de participantes, sino más bien de consumidores/usuarios; no se nos pone en contacto con el sustrato mítico, el de las pasiones y los encuentros y descubrimientos. Lo que se nos trasmite ya no es tanto un determinado qué, una materia en particular que es además y en realidad de algún modo menospreciada por el mensaje real, lo que se nos transmite es más bien un cómo:
bien, majete/a, no queremos que aprendas, queremos que obedezcas y nos sirvas.
Pero por supuesto, ya que se nos ofrece ese conocimiento racional, a veces todo esto nos parece algo contradictorio, así es la vida. Al fin y al cabo se nos suministra algo de todas aquellas pasiones, de tal joya o tal otra. Por ello hagamos incapié por última vez en observar ahora aquello de que la gente es lo primero: que el sistema, el capitalismo, es la respuesta/control a los inmensos procesos de creación de mitos y de comunidades auténticos.
El lado bueno de todo esto: no se cierra del todo el paso.
El lado malo: a veces todo queda tan desfigurado que el resultado no es nada bueno, se compone cada vez peor con la gente de carne y hueso (el cómo del Poder consigue predominar sobre lo humano de las pasiones y los mitos/comunidades, sobre la creación y las potencias de la gente particular).
Y bueno, para qué seguir hablando de control: todo el mundo sabe cómo está el trabajo, ya que a veces hasta te echa de tu ciudad: poco dinero, poco tiempo libre ... con lo que al final, lo fácil es que nos quedamos en comunidades reducidas y para verlas venir. Así que se impedir/controla la creación: ni en política, ni en ciencia/educación, ni en nada; nos quedamos sin fuerzas, carne de televisión o de la rutina innecesaria que empobrece lo que ya tenemos -pareja o no pareja, amigos, etc- más que ayudar a complementarlo para hacer el mundo más y más vivible.
Segundo mundo
-artificialmente separado, claro:
Partamos de lo que lo humano nos ha nombrado como objetivo: lo matematizable.
Tras esa educación instrumental que hemos recibido, se nos plantea que existe algo separado: las matemáticas, la ciencia.
Veámonos entonces con las matemáticas.
Ahora estas básicamente se identifican con los números y con cierta capacidad -ciega- del mero cálculo. Sin embargo ni la matemática se reduce a eso ni la matemática es instrumental por naturaleza.
Ya hemos hablado de la creación de lenguaje/conceptos que involucra la matemática, que nos ha llegado, en su pasión, hasta la escuela más básica: los conceptos básicos de conjuntos. La matemática da cuenta de un mundo gigantesco de ficción, mundo que además -y para mayor misterio- tiene que ver con la realidad. Tan grande como el de la literatura, nos suministra conceptos que también pueden ser útiles y que apenas hemos comenzado a hablar, a comunicar. Como la matemática, también la literatura puede reforzar/crear un mito, un concepto, un personaje que luego las comunidades humanas usen para bien o para mal; algo que en definitiva sea útil o sea utilizado.
Las matemáticas proporcionan simplemente la posibilidad de ampliar nuestro lenguaje/conceptos; con ellas podemos hablar de lo matematizable y de lo inmatematizable.
Por tanto las matemáticas y la ciencia cambian, crecen, se refundamentan, se aclaran... Son un terreno para una comunidad de pasiones y para la siempre posible creación de lenguaje/conceptos. Estos conceptos pueden además servir para aclarar el propio proceso de descubrimiento y los descubrimientos en sí (unas nuevas realidades dentro de la propia matemática (subjetivas) o fuera, a las que referirse y con las que crear una más y más compleja red de relaciones y conceptos entre la realidad y lo subjetivo). Es por tanto un terreno también para el mito, pero -como todos los demás- dificultado, menospreciado como tal, menospreciado en su esencia por la silenciosa y reaccionaria postura escolarizada del obedecer.
[Aunque no es el tema de este texto digamos que existe un avance en fundamentos de la matemática, motivador en parte de nuestro texto y que es algo así como lo que viene suceder y complementar a los conjuntos. Digamos su nombre: la teoría de las categorías (lo que como en el caso de los conjuntos ha venido a clarificar y ampliar la ciencia de la lógica, las propias matemáticas, etc).]
Así que invitamos a leer y hablar sobre el lenguaje, la política, y todo esto; y si acaso a discutir.
Empecemos por preguntarnos algo sobre el siguiente texto extraído de aquí y que nos permitimos sacar de contexto porque pretendemos hablar sobre lo racional:
Asumiendo que el conocimiento racional no es suficiente para impulsar una empresa de transformación social, (...) concluyamos (...) analizando los caminos que puede seguir el movimiento de contestación antiglobal para elaborar mitos propios que eviten los peligros de los grandes relatos (demasiado totalizadores y deterministas).*
Que conste que este texto citado nos sirve para situar -a la posible luz o no luz de lo que aquí expuesto- un uso de lo racional. Ya lo hemos dicho, el problema no sería este lo racional, sino más bien la versión instrumentalizada, instrumentalizante.
Asimilando lo racional a aquello que hemos aprendido -en la batidora- a reconocer como lo racional, estaríamos por tanto siguiendo el juego del estado y ayudando así a empobrecer nuestro mundo, a aislar las pasiones y a literalmente eliminarlas (haciéndose más fácil por tanto la instrumentalización). Vamos, decimos que seamos más papistas que el papa para que este no se quede con tanto pastel, ya que lo racional no sería entonces algo a suplementar y a superar, sino simplemente el mito con el que nuestro capitalismo controla y separa gran parte de las pasiones humanas.
¿Os parece así?
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